jueves, 2 de septiembre de 2010

Guerra balcánica. Por Bertolt Brecht

Bertolt Brecht

Un hombre viejo y enfermo iba andando por el campo, cuando cuatro granujas lo asaltaron y lo despojaron de sus bienes. El anciano prosiguió tristemente su camino. Pero al llegar al primer cruce de carreteras vio con sorpresa que tres de los ladrones atacaban al cuarto para quitarle el producto de su robo. En la lucha, el botín cayó al suelo. Lleno de alegría, el anciano lo recogió y se alejó de prisa. Pero en la próxima ciudad fue detenido y llevado ante el juez. Allí estaban los cuatro granujas, ahora otra vez en armonía, y lo acusaban.
La decisión del juez fue la siguiente:
El anciano debía entregar a los ladrones los bienes que acababa de recuperar. Porque de no ser así - dijo aquel sabio y justo magistrado - los cuatro bribones podrían quebrantar la paz de la comarca.