sábado, 27 de septiembre de 2008

GIALLO Y GORE. ARGENTO Y FULCI

Italia ha sido siempre uno de los países más prolíficos en lo que al arte respecta. Dante, Giotto, Machiavello, Leonardo, Rafael, Bocaccio, son sólo algunos pocos ejemplos. El arte cinematográfico no podía ser la excepción y Fellini, Visconti, De Sica, Pasolini, Scola, Mastroianni, Loren, Sordi, Manfredi son también una muestra de un amplísimo catálogo de excelencia.
Pero no todo el cine tiene directores y actores como aquellos. A veces el objetivo se centra más en el entretenimiento que en la propia expresión de arte, lo cual no constituye una cuestión menor ni poco importante. Todo lo contrario.
Buenos ejemplos de películas entretenidas y, por qué no, con algún contenido artístico, lo constituyen los géneros giallo y gore – dos subgéneros del cine de terror - y sus directores más representativos han sido Dario Argento y Lucio Fulci, respectivamente.
En breves palabras, las características más importantes del giallo son la presencia de un homicida sicópata, que deja pistas de sus delitos a los investigadores, que utiliza normalmente armas blancas y que cubre su rostro y manos. Es habitual que los crímenes se observen desde el punto de vista del propio homicida, con lo que la cámara, entonces, será los ojos del asesino. Y por supuesto, mucha presencia de sangre.
Esta última característica se intensifica por demás en el gore o splatter, donde la violencia física de diversas maneras sobre el cuerpo humano conforma su principal objeto, dejando un poco de lado, la cuestión del guion, más fuerte en el giallo.
Ciertamente que estos dos géneros, en especial el gore, provocan fanatismo y rechazo, nunca indiferencia. Quien escribe estas líneas disfruta del cine de Fellini, Scola, Pasolini, Kubrick, Lynch, Welles, Chaplin, Scorsese, Kurosawa, Costa-Gavras, etc.. Y también del de Argento y Fulci.
Muchas son sus películas, algunas muy conocidas, otras no tanto, pero casi todas con el sello indiscutibles de sus directores. Las víceras diseminadas por doquier en Fulci o las manos enguantadas del asesino en Argento, son sólo ejemplos. Pero no puedo dejar de mencionar que esas manos, en todas sus películas, son las del propio Argento.
El pájaro de las plumas de cristal, El gato de las nueve colas y Cuatro moscas sobre el terciopelo gris – la trilogía de los animales – son los primeros éxitos del giallo de Argento. Les siguen Suspiria, Rojo profundo, Tenebrae, Phenonema, Opera, Insomnio, El amo del juego, Jennifer (basada en un cómic de la vieja revista Creepy) y otras.
Lucio Fulci, por su parte, ha dirigido El más allá, La casa cercana al cementerio, El descuartizador de New York, Zombi 2, La ciudad de los muertos vivos, por citar los mejores exponentes del gore italiano, sin dejar de señalar que la segunda y la tercera cuentan con argumentos del tipo giallo.
No haré comentarios de cada película, aunque me gustaría hacerlo. Pero los nombres de estos directores hoy día son sinónimo de estos géneros cinematográficos y el solo oírlos genera en muchos, el deseo de ver el film. Espero que ese deseo se trasmita a quienes recién se inician en esta particular muestra cinematográfica. Y si bien Lucio Fulci ya no está con nosotros, por lo que aquí van un humilde pero merecido homenaje, Darío Argento continúa su labor de director y productor.
Quien busca entretenimiento, con emociones fuertes, intriga y suspenso y también buenas puestas de cámara, excelente fotografía y primeros planos (la bala entrando por el conducto de la cerradura en Opera, por ejemplo) sugiero que vea alguna película de las aquí nombradas, pues no se va a arrepentir. Y si lo hace, parafraseando al gran Arcipreste de Hita, mírala, ríe y trata de olvidarla.
Edgardo Salatino

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